La Guerra de Independencia de México pasó por varias etapas desde sus inicios hasta su consumación.
Se conoce como el Padre de la Patria a Don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Mandarte Villaseñor de Lomelí y Corralejo, porque fue el quien dio el Grito de Independencia, pero no hay que olvidar, ni restarles méritos a otros precursores de la revolución independiente, como fueron el indio Mariano, en Nayarit; Don Martin Cortes (hijo del conquistador), a Jacinto Canek, En Yucatán; a Yanga, que encabezo a los negros de Córdova, Veracruz a Guillen de Lampart y otros miles de héroes anónimos que en su afán de abolir la esclavitud, conspiraron para arrojar de nuestro territorio a sus dominadores, aunque a costa de sus vidas.
Por la inexperiencia, muchas veces de sus organizadores y de las difíciles circunstancias objetivas y subjetivas que vivían en aquellos tiempos, estas conspiraciones fueron descubiertas y cancelados sus sables proyectos de libertad.
Posteriormente y debido a la persistencia de los maltratados e injusticias hacía la población indígena y mestiza, se formalizaron nuevos intentos en favor de la independencia. Uno de ellos fue el licenciado Francisco Primo Verdad Y Ramos, quien, en sesión plenaria del ayuntamiento, expreso: La soberanía, dadas las circunstancias imperantes, recae virtualmente en el pueblo”.
En igual sentido, en pro de la Independencia, opinó en aquella época Fray Melchor de Talamantes, religioso peruano a quien por sus ideas libertarias se le envió a San Juan de Ulúa, donde murió encadenado.
La Revolución Francesa, Igualdad, Fraternidad y Libertad, La Independencia de los Estados Unidos y la invasión de España por los franceses, fueron otro ejemplo de derecho que asiste a los pueblos de lograr su independencia y que fortaleció el ánimo de Hidalgo, Ignacio, Miguel Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio López Rayón, Jimenez y Aldama, y esa pléyade de grandes Patriotas del Movimiento independiente.
Con el fusilamiento de Don Miguel Hidalgo, termina la primera etapa de la Guerra de Independencia y se inicia la de las grandes acciones militares, estratégicas y políticas de Don José María Teclo Morelos y Pavón, conocido como “El Siervo de la Nación”, de Mariano Matamoros, los hermanos Galeana, Guadalupe Victoria (Miguel Félix Fernandez), los Hermanos Bravo, Vicente Guerrero y muchos otros más que lograron su inmortalidad entre los mexicano bien nacidos por muchos actos heroicos que realizaron.
Cuando el Generalísimo Morelos fue hecho prisionero, después de la batalla de Tezmalaca y llevado a San Cristóbal Ecatepec, donde fue fusilado, la llama por la independencia continuó encendida en el sur, gracias a la tenaz resistencia de Don Vicente Guerrero, quien debido a su audacia incontenida y al conocimiento que tenía del terreno que pisaba, siempre venció a todas las tropas para exterminarlo enviara el Virrey de la Nueva España.
A Guerrero, que nació el 10 de agosto de 1783, nadie pudo vencerlo ni con promesas, ni con armas. A él se debe la frase con la que se inician estos apuntes: “Mi Patria es Primero” la cual pronunciara cuando su padre, de rodillas le rogaba que abandonara la lucha por la independencia y aceptara la amnistía que le ofrecía el Virrey Apodaca.
Guerrero, después de varios e importantes triunfos, alcanzo el grado de coronel en el año 1815 y después el de general en jefe de los ejércitos del sur. Siempre por actos de heroísmo, por valentía, voluntad indomable y por devoción por la causa de la Independencia de México.
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Por lo contrario, Agustín de Iturbide, a quien la historia parece le perdonó que haya sido el realista que más prisioneros insurgentes mandara fusilar, distinguiéndole como “Consumador de la Guerra de Independencia” logró todos sus grados militares combatiendo la revolución insurgente con refinada crueldad y mediante traiciones y jugadas políticas sucias, como aquella mediante la cual consiguió que lo nombraran Emperador de México. Finalmente, Iturbide se embarcó, desterrado en “La Antigua”, con dirección a Liorna, Italia, para luego regresar y ser fusilado en Padilla.
Después del efímero Imperio de Iturbide se efectuaron las primeras elecciones nacionales, resultado electo presidente de la Republica, Don Guadalupe Victoria, el 10 de octubre de 1824.
En las segundas elecciones, contendieron el conservador Don Manuel Gomez Pedraza y el liberal Vicente Guerrero. Triunfó el primero, pero los vencidos se levantaron en armas y se apoderaron del Palacio Nacional, Gomez Pedraza huyó del país y el Congreso dio el triunfo a Guerrero y al general Bustamante como vicepresidente.
Surgen, como siempre, las ambiciones políticas. Bustamante se levanta en armas contra Guerrero obligándolo a retornar a las montañas del sur. Allí nuestro héroe era imbatible y Bustamante tuvo que recurrir a la sucia y cobarde traición. Pagó a Francisco (o Gustavo) Picaluga para que invitara a un banquete a bordo de “El Colombo”, donde fue hecho prisionero y posteriormente pasado por las armas el 14 de febrero de 1831.
Sus restos fueron trasladados al Panteón de San Fernando, pues antes de su muerte y por Decreto de 25 de agosto de 1823, se le había declarado Benemérito de la Patria.
Escrito para 12News/Español por el profesor Manuel Ignacio Espinoza González.