GLENDALE, Ariz. — Han pasado cuatro meses desde que un hombre armado abrió fuego en el Westgate Entertainment District en Glendale, lesionando a tres personas antes de entregarse a la policía.
Dos de esas víctimas eran los adolescentes, Destiny y Alfredo.“Lo que nunca olvidaré, es cuando vi que le disparaban a Alfredo”, comparte entre lágrimas Destiny, ahora de 17 años.
El 20 de mayo, ella y Alfredo, de 19 años, salieron por primera vez desde que la pandemia golpeó fuerte.
Fueron al restaurante Johnny Rockets en el Westgate Entertainment District y estaban esperando que los recogieran para ir a casa, cuando la policía dice que Armando ‘Junior’ Hernández, de 20 años, abrió fuego.
Destiny fue alcanzada por una bala primero, directamente en su pierna.
“Inmediatamente después te ves tirado en el suelo”, recuerda Alfredo. “Simplemente me detuve en el lugar. Sentí que el tiempo se detenía muy rápido y sentí que la primera bala me impactaba”, comentó.
Luego vino una segunda bala. Ambas perforaron su pecho.
“Fue entonces cuando comencé a ver salir sangre”, dice Alfredo. “Solo estaba tratando de mantenerme con vida porque, al mismo tiempo, no quería dejarla ahí“.
¿El dolor de las balas? Un dolor muy fuerte, un dolor muy agudo. Pero el dolor de perderse el uno al otro era de alguna manera más difícil de soportar.
“Realmente estaba pensando en Alfredo”, dice Destiny. “Estaba gritando por él en el suelo”, comentó.
Ahí en el piso, donde permanecieron acostados durante un tiempo, para ellos pareció que fueron horas, hasta que los empezaron a asistir extraños.
Destiny recuerda a todas las personas que los ayudaron, incluida una enfermera.
“Fue como si Dios me la hubiera enviado”, dice Destiny.
Fueron trasladados de urgencia al hospital, donde Destiny pasó varios días sometiéndose a cirugías en las piernas y finalmente, a un injerto de piel.
“Lo que me hizo seguir adelante fue él”, dice de Alfredo.
Alfredo fue tratado en el mismo hospital. Le pusieron placas de metal en el pecho.
Destiny pudo verlo por primera vez después del tiroteo cuando cambió de habitación en el hospital.
“Empecé a llorar. Estaba muy feliz de poder quedarme con él. No sé qué habría hecho si él no estuviera aquí. Estoy muy feliz de que todavía esté aquí conmigo”.
Ella siente la misma gratitud por el resto de su familia y por todos los que la ayudaron en su recuperación, desde la escena del tiroteo hasta el hospital.
“Te hace amar a tu gente aun más porque cualquier cosa puede pasar en cualquier momento”, dijo.
Las autoridades dijeron que Hernandez había admitido tener como blanco a parejas. El enfrenta docenas de cargos, incluyendo el de intento de asesinato.
“Lo que él hizo fue sin remordimientos”, dice Destiny. “No se puede disculpar conmigo por eso. Espero que reciba lo que merece”.
En lo que Alfredo planea regresar a su trabajo de construcción, Destiny, quien en algún momento estuvo a punto de perder su pierna, está aprendiendo de nuevo a caminar.
“Mi meta sería bailar”, dijo con una sonrisa.
Para ella, la recuperación ha tenido altas y bajas.
“Nosotros no pedimos esto”, dice ella. “No pedimos que nuestras vidas se hicieran públicas. Al haber sido baleados dejamos a todos entrar”.
Su siguiente reto es el tratar de obtener un estimulador del hueso por medio de su seguro médico. Sus doctores dicen que los huesos de su pierna necesitan empezar a crecer o podría que someterse a otra cirugía.
Si desea ayudar a la familia de Destiny con los gastos, puede visitar su página de GoFundMe.
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