MESA, Ariz. — Una vida de crimen y violencia empezó temprano para el expandillero Erick Hebert.
Con tan solo 14 años, Hebert se unió a una pandilla en Illinois. Todavía después de mudarse al este del valle, buscó formar parte de una pandilla.
“En realidad no me supervisaban”, compartió Hebert. “Andaba por las calles de niño y no tenía supervisión”.
Hebert no quiso dar el nombre de la pandilla a la que pertenecía por la seguridad de su familia. Aunque si compartió sobre algunas cosas que sucedieron mientras el era parte de la pandilla.
“En realidad nosotros solo aterrorizábamos el pueblo. Buscábamos involucrarnos en peleas, buscábamos robar a la gente, cometer robos”, mencionó.
Entre más se involucraba en la pandilla, había más violencia y el deseo por enfrentarse a alguien crecía.
“Eventualmente llevó a querer lastimar, querer lastimar a la gente aun más”, dijo Hebert. “Con todo y lo difícil que es para mí hablar de cuando era niño, solo, solo estaba buscando a alguien a quien hacerle daño”.
Todo eso le pasó factura. A los 18, Hebert fue arrestado y sentenciado a 18 años en prisión por intento de asesinato.
“Fueron duros conmigo”, mencionó.
Una vez que estaba en prisión, pasando 23 horas encerrados en una celda, Hebert dijo que se unió a otra pandilla. Esa era mucho más seria y violenta.
Lo que por fin lo hizo querer un cambio drástico en su vida fue cuando supo que su mamá había sido arrestada en conexión con actividades de pandilla con las que él estuvo involucrado. Hebert recuerda ver a su madre con las esposas en las manos y vistiendo un uniforme rallado.
“Hizo que me derrumbara”, compartió. “Hice un trato, básicamente, para dejar la pandilla”.
Ahora, muchos estos años después, Hebert sigue encarrilando su vida.
“Desde hace 10 años he estado libre, tengo un hijo de 8 años, tengo hijastros, vivo una bonita vida ahora”, agregó.
Hebert también compartió que empezó a ir a rehabilitación y terapia. Por años él se ha preguntado que es lo que lo hizo formar parte de una pandilla para empezar.
Hebert dijo que buscaba ser reconocido y sentía que a nadie le importaba. Sentía que era la única manera de tener la atención de la gente.
“Eso no es por decir que no tenía mucha gente que me ama, porque hay gente que me ama. Tengo una familia, pero nunca la aproveché”, compartió el expandillero.
Por lo que el pasó al no tener ese amor en su vida como adolescente es lo que siente otros jóvenes en el este del valle están experimentando al buscar la violencia.
“Siento que estos niños en el este del valle están muy dolidos y buscan lastimar a la gente”, expresó Hebert.
Hebert dijo que el y su prometida han estado siguiendo los ataques de los adolescentes. La semana pasada Hebert habló frente al Concejo del Pueblo de Queen Creek, la misma noche que el jefe de policía dio una actualización sobre la investigación del asesinato de Preston Lord de 16 años. Hebert compartió su historia y las cosas por las que pasó.
“Creo que [los adolescentes sospechosos] están pasando por las mismas cosas y creo que también sienten que a nadie le importan”, mencionó Hebert.
Hebert no esta de acuerdo con los ataques violentos, dice que son cobardes y algo bajo por quienes se encuentran en prisión.
Aunque cree que esos jóvenes que están causando caos en Gilbert y hasta tienen el nombre de su pandilla que incluye el nombre de su ciudad, deben dar la cara y tomar responsabilidad.
Es la única manera para que ellos encuentren un mejor camino.
“De la manera que tomes responsabilidad, es lo que hará la diferencia”, aconsejó.